lunes, 21 de abril de 2014

IMPORTANCIA DEL AGUA EN LA ECONOMIA
El 70 por ciento del agua de que dispone el planeta se emplea en la agricultura, 22 por ciento en la industria –particularmente de alimentos y bebidas– y 8 por ciento en usos domésticos.
O sea que su utilización se concentra en la producción de comida. Por tanto, el comercio de alimentos equivale a una forma de comercio de agua.
Por consiguiente, las alteraciones en materia de su disponibilidad y oportunidad –por sequías (provocadas por fenómenos como ‘El Niño’) o afectaciones del suministro por desbordamiento de los cauces e inundaciones (producidas por fenómenos como ‘La Niña’) u otros episodios climáticos– suelen conducir hacia la carestía de aquellos, y esta, a su turno, a inflación.
No obstante, se trata de un tipo de inflación ante la cual las herramientas convencionales de la política monetaria, como tasas de interés, encajes o controles sobre los agregados monetarios, no arrojan los frutos buscados.
Por ende, en caso de ser aplicadas con el objeto de combatir el encarecimiento de la comida originado en dichas causas, podrían conducir a lamentables yerros, ya que están diseñadas para el tratamiento de problemas del lado de la demanda, mas no para resolver choques del lado de la oferta.
Frente a semejante amenaza lo genuinamente relevante son políticas relativas a la protección y preservación de los glaciares y los páramos (esto es las ‘fábricas’ de agua), la deforestación evitada, la conservación de los bosques en pie y la recuperación asistida de los mismos, la reforestación y la forestación nueva, y la regeneración y conservación de la biodiversidad en los parques nacionales y los resguardos indígenas.
Lo anterior, especialmente enfocado a los impactos del cambio climático sobre los regímenes de lluvias, la erosión y la desertización, a fin de preservar la disponibilidad del agua en los volúmenes suficientes, las calidades requeridas y las modalidades adecuadas. Y, a su turno, hay que velar por la estabilidad de precios, la equidad y, en últimas, la supervivencia.
No debemos seguir esperando que la burocracia internacional por fin resuelva adoptar un sistema globalmente vinculante similar al que la Unión Europea estableció hace seis años para el comercio de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), conocido como ‘topes y comercio’ (cap-and-trade), derivado del Protocolo de Kyoto suscrito en 1997, cuyo valor en el 2010 fue de 142.000 millones de dólares, 13 veces superior al alcanzado el primer año de su funcionamiento.
Y que además lo complemente con el programa de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de Suelos (Redd, por su sigla en inglés).
Resulta apremiante que el país se anticipe formando su propio sistema de Certificados de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (CER) a favor de la mitigación del cambio climático, remunerando las faenas al servicio de dicha causa, tal como lo están emprendiendo de manera autónoma y unilateral otras naciones, entre ellas Australia, EE. UU. y California. Para ello es preciso medir las huellas ecológicas de las principales actividades económicas, obviamente incluidas las minero-energéticas, que exhiban las más altas emisiones de GEI –empezando, por ejemplo, con las primeras 200 empresas–; fijarles gravámenes al carbono; y definir las inversiones que les hayan de ser reconocidas por el Gobierno como compensaciones, créditos o descuentos tributarios, de suerte que surja en nuestro mercado de capitales un sistema de transacciones de CER amparado en la regeneración y recuperación del bosque natural, la protección de las cuencas, la regeneración y la preservación de la biodiversidad, la deforestación evitada y la forestación nueva.
Con tal fin se deben impulsar proyectos forestales de conformidad con los criterios definidos por Naciones Unidas bajo la denominación de mecanismo de desarrollo limpio (MDL). Política que, además de su efecto protector sobre las corrientes de agua, contemple otros valores agregados, como la regeneración y preservación de la biodiversidad.
Adicionalmente, como complemento de la actualización catastral y del reajuste de la cota mínima del impuesto predial del 1 x 1.000 al 5 x 1.000 que la administración del presidente Santos en buena hora dispuso, se debe suprimir la potestad discrecional de los concejos municipales para el otorgamiento de exenciones y exclusiones sobre dicho tributo.
Y sustituirla por la concesión de restituciones o créditos sobre el mismo, pero únicamente por concepto de las inversiones directas –o en bonos o títulos valores representativos de las mismas–, en proyectos MDL de conservación de cuencas, bosques, humedales y páramos, incluyendo la ejecución de planes forestales de protección, según lo certifique la autoridad ambiental.
Finalmente, es preciso que el Estado, que en no pocas instancias le ha entregado su manejo a particulares a través de concesiones bajo condiciones en extremo laxas o por simple abandono, o a instituciones con autonomía regional, pero en varios casos capturadas por parte de intereses privados y políticos, recupere su competencia como administrador del recurso hídrico desde sus fuentes, sus cuencas, su conducción, sus características físico-químicas, hasta su disposición final por medio de los distintos métodos de riego predominantes.
El agua tiene que ser tratada como el primer bien público en orden de importancia para la supervivencia humana, e igualmente para la estabilidad del poder adquisitivo de las monedas, que constituye el sustento macroeconómico de la equidad. La supervivencia, estabilidad y equidad cada vez dependen más de lo que suceda con la oferta y los precios de los bienes de origen agropecuario, tendencia que se ha acentuado y seguirá agudizándose como resultado del cambio climático.

EL SUELO Y SU FORMACION
El suelo es una superficie, un recurso natural, y un sistema dinámico y complejo, en el que se efectúan procesos que involucran componentes físicos, químicos, e incluso componentes vivos. Etimológicamente, esta palabra proviene del latín “solum”, cuya definición es: tierra, suelo o parcela.
El proceso de formación del suelo es sumamente lento, es decir, puede tomar miles de años, y es evolutivo; por lo tanto, examinando el suelo de una región podemos averiguar cómo éste se fue transformando, qué tipo de clima y vegetación tenía antiguamente el lugar, además de sus especies animales, entre otras cosas. El suelo siempre se continúa formando o modificando, esto quiere decir, que aún hoy el suelo terrestre evoluciona constantemente.
Siguiendo una explicación científica acerca del origen de nuestro planeta Tierra, podemos encontrar período en el que éste era una enorme bola de fuego, que a través de millones de años se fue enfriando. Una vez que la superficie terrestre quedó completamente fría, quedó constituido un manto rocoso, llamado también, roca madre. De la roca madre y a través de muchas transformaciones surgió el suelo
El suelo es concebido a través de la fragmentación rocosa, influenciado por el clima, el relieve, la roca madre, la actividad biológica y el tiempo. Respecto al clima, los factores más influyentes son el agua, que ayuda a que se realicen procesos biológicos y químicos; y la temperatura, que regula la rapidez de los mismos.
El suelo posee tres componentes: orgánicos, inorgánicos y seres vivos; presentes en los diferentes estados de la materia: sólido, líquido y gaseoso. Los componentes orgánicos del suelo, como su propio nombre lo indica, están formados por materia orgánica que no ha tenido modificaciones, y por el humus, que es, por el contrario, la

materia orgánica más alterada, producida por la actividad de los microorganismos. Los componentes inorgánicos, presentes en el suelo, son el aire, indispensable para las reacciones químicas; el agua y los minerales. Por último, los seres vivos (plantas, bacterias, hongos y animales) intervienen de manera notoria en el suelo, por medio de procesos físicos y químicos.
LA ATMOSFERA, PARA QUE NOS SIRVE

Que es la atmosfera y para que nos sirve

La atmósfera es la parte gaseosa de la tierra y indispensable para el desarrollo de la vida, pues ya que contiene el oxígeno que nos ayuda a respirar y a vivir. La atmósfera tiene cuatro capas y como sabemos estamos conscientes que estamos destruyendo una de ellas que es la troposfera que está en contacto con nosotros, las rocas y las aguas oceánicas y continentales. Ya que la troposfera tiene un 80% de masa de la atmósfera, ya que se encuentran la mayoría de los gases. En la troposfera se producen diferentes fenómenos meteorológicos, es decir, climáticos como los vientos, lluvias (precipitaciones), las nubes, etc.

RECURSOS MARINOS
Las aguas de los océanos y sus microorganismos, que aumentan y varían de acuerdo con las condiciones ambientales, pueden disolver, descomponer y eliminar los desechos nocivos producto de la industria, el transporte y otras actividades del hombre.

 
El océano desempeña un papel de enorme importancia en la vida de la humanidad. Todo parece indicar que el medio marino primitivo fue el medio idóneo favorable al surgimiento de la vida, al ser éste donde se constituyeron los primeros organismos vivos. El agua ocupa casi el 71% de la superficie de la Tierra. Muchos científicos consideran debería llamarse planeta Océano. 

En la comunidad primitiva el hombre usaba los recursos biológicos del mar para su consumo, cubrirse, adornos, etc. Actualmente, en la medida en que el desarrollo científico-técnico se hace más efectivo, las posibilidades de explotación del mar han aumentado, al contarse con nuevos recursos que hasta ahora eran desconocidos.
El océano mundial adquiere cada vez más importancia como fuente de recursos no explorados aun estrechamente relacionados. El océano ofrece no solo riqueza para alimento, sino también otros como la harina de pescado, con un alto contenido de aminoácidos, vitaminas y otros elementos que pueden ser utilizados en la alimentación del ganado y las aves de corral, e, indirectamente, en la alimentación del hombre.
Constituyen también un recurso valioso las algas marinas, las cuales son de utilidad en la elaboración de papel, cartón, cola, alcohol y levaduras. De ellas también se obtiene, gracias a su alta concentración de potasio, abonos muy valiosos.

Pero el océano, con su enorme extensión, no es fuente tan solo de alimentos. Debajo de las aguas existen recursos tan importantes para el hombre, como petróleo y gas, y de ellas es fácil obtener un alto número de elementos, tales como magnesio, bromo, boro, uranio, cobre, etc. La sal común, tan necesaria para la humanidad, es obtenida directamente del mar. 

Las aguas de los océanos y sus microorganismos, que aumentan y varían de acuerdo con las condiciones ambientales, pueden disolver, descomponer y eliminar los desechos nocivos producto de la industria, el transporte y otras actividades del hombre, o sea, de auto purificarse y restablecer el medio. Así ha ocurrido a lo largo de toda la historia de la humanidad y así continuará siendo. 

Existen varios métodos para la obtención de energía a partir de mares y océanos; entre ellos se encuentran la construcción de obras hidrotécnicas para centrales eléctricas mareo-motrices, y de instalaciones submarinas para "extraer" la energía térmica solar. Mediante estas instalaciones se utiliza el enorme potencial energético que poseen las aguas marinas, como son sus mareas regulares, el continuo movimiento de las olas superficiales y relativamente profundas y la capacidad del océano de acumular el calor del Sol, todo en beneficio del hombre. 

El océano mundial como medio de transporte utilizado desde hace muchos siglos, ha adquirido en nuestros días dimensiones gigantescas. Los océanos y mares no solo separan los continentes, sino que, al ser un medio natural de gran utilidad para el transporte de grandes cargamentos, vinculan de forma efectiva unos países con otros, mediante un tráfico incesante que crece de año en año.

Aparte de estos usos que hemos mencionado anteriormente, el agua de mar se utiliza directamente en la industria con otros fines, como por ejemplo, en el enfriamiento de las calderas de grandes industrias. Además, en estos momentos ya existen procedimientos para la desalinización del agua de mar con el fin de utilizarla como agua potable.
Los resultados del  Censo de Vida Marina presentados en el año 2010 y realizado por  un equipo de 2,700  investigadores de unos  80  países del mundo durante diez años,  revela que  bajo la inmensidad de los océanos  se encontraron criaturas vivientes  en todas partes, en la superficie y en las grandes profundidades, donde el calor podría derretir el plomo, o donde el agua de mar se convierte en hielo, o donde nunca la luz ha penetrado o el   oxígeno faltaba. Para sobrevivir se observa una diversidad de fuentes de alimentos alternas   Se encontraron gusanos que se alimentan de petróleo, abundancia de   vida marina en lugares más extremos donde era impensable que existieran seres vivientes.  Se documentaron especies que se consideraron extintas por más de 65 millones de años.
El Censo observó decenas de millones de peces nadando de un lado para otro a cientos de metros bajo agua.  En la cordillera dorsal  del Atlántico,  donde el relieve topográfico ha creado un verdadero oasis con una elevada concentración de animales en mitad del océano, se  descubrió que los microbios marinos, por peso, constituyen un 90% de la vida marina. Se estimó que podrían habitar  más de un millón de especies marinas, y solo descritas unas 250,000; 6,000 potencialmente nuevas especies. 


No hay comentarios.:

Publicar un comentario